WTC: Obispo Zurek, las palabras “Hyde Amendment” se escuchan de nuevo en las cámaras del Congreso. Creo que el Congreso diluyó Hyde con la reforma de servicios de salud en marzo y ahora pretenden hacerlo un cambio permanente a la ley.
Obispo Zurek: Agradezco la oportunidad de hablar sobre esto. La Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos se ha involucrado en esta discusión por más de veinte años tratando de proveer servicios de salud a más personas porque muchas se han ignorado. Hemos luchado por la reforma en muchos aspectos. Nos basamos en dos principios; el primero es la enseñanza social de la Iglesia, una doctrina tomada directamente de los Evangelios que ya tenemos más de cien años de promover. El Papa Juan XXIII en su maravillosa encíclica, Pacem en Terris (Paz en la Tierra) declara el primer principio, “en toda sociedad humana, todos deben recibir cuidado, el principio del derecho a ser cuidado es claro en la Doctrina Cristiana”. El Papa no dijo cómo hacerlo; los obispos no son arquitectos de la ley. Pero los obispos proponen que la ley que se establezca sea moral, buena y que sirva a todos y no sólo a unos pocos. El segundo principio que opera en toda discusión o tema en materia moral es que jamás se deben dedicar para procedimientos y planes de seguro, fondos que paguen por matar a los no nacidos, a los ancianos o a nadie más. Eso es el Hyde Amendment.
Cuando la Suprema Corte decidió el caso Roe v. Wade en 1973, en menos de cuatro años se introdujo una revisión que limitaría en extremo y básicamente prohibiría pagar por abortos y eutanasia con dólares de impuestos. Hasta 1977 debido a Roe v. Wade, Medicaid pagaba por abortos. Henry Hyde, Republicano de Illinois, introdujo una revisión que restringía el uso de fondos federales en abortos. El Congreso aprobó la restricción como parte del Acta de Apropiación de 1976 para el Departamento de Trabajo, Educación de Salud y Subsidio (Labor, Health Education and Welfare). La revisión Hyde prohíbe el uso de fondos federales en abortos, excepto por razones muy especiales: cuando el embarazo arriesga la vida de la madre o en casos de rapto o incesto.
Sucede que ahora la ley que se aprobó este año ha cambiado eso con evolución y manipulación astutas. La salvaguarda estaba en la ponencia del Congreso mientras contenía la Revisón Hyde; era una ponencia generosa que incluía cubrir un 96% de la población menor de 65 años. Conservaba la Revisón Hyde y prohibía usar fondos federales para abortos, eutanasia o dar muerte directamente a cualquier edad. Cuando la ponencia pasó al Senado había cambiado en forma dramática. La versión del Congreso permitía cubrir servicios de salud de emigrantes, aún los ilegales que tenían que pagar por sus propias pólizas. La ponencia del Senado prohibía los servicios a emigrantes aunque pagaran por su cuenta. Pero negaba la Revisón Hyde.
La ponencia de la reforma de servicios de salud violó la ley que existía desde 1976 hasta 2010, la ponencia violó la ley que prohibía que fondos federales o estatales se usaran para programas que quitan la vida en abortos, eutanasia o a cualquier edad por cualquier razón. La dificultad es que la ley no sólo creó la reforma de servicios de salud sino también destruyó dos aspectos significativos para la tradición cristiana: no matarás y respeta la conciencia de la gente por sus creencias cristianas.
WTC: Sigue así el “Weldon Amendment” y la cláusula de conciencia que se aprobó en 2005. Complementa la Revisón Hyde y parece que también se diluyó.
Obispo Zurek: No digo que se diluyó; la Revisón Hyde de hecho se descartó. Aunque se menciona en el acta de reforma de servicios de salud de 2010, no se vuelve a mencionar en la sección que determina las finanzas. Si no está en el área de finanzas, está vacía y sin efecto. Debiéramos restaurarla. El aspecto que afecta las instalaciones cristianas, especialmente las católicas, es la Revsión Weldon que se añadió en 2005. Se conoce como la “Cláusula Federal de Repulsa”, en la iglesia católica le decimos “Cláusula de Conciencia”. Ésta prohibe que los gobiernos locales o estatales usen fondos federales que obligan a entidades de servicios de salud a proveer, referir o pagar por abortos. Es muy significativo porque afecta a nuestros planteles, hospitales, clínicas o clínicas ambulantes que sirven a la gente en sus vecindarios. Afecta a los médicos, enfermeros, planes de seguro y lugares para servicios de salud. La eliminación de las Revisiones Weldon y Hyde dice que la conciencia no cuenta. Desde el principio de la tradición cristiana, la conciencia siempre se ha considerado como la ley suprema.
Digo enfáticamente que la Revisión Weldon claramente declara que “ningún fondo disponible en el acta estará disponible para alguna agencia federal, programa, gobierno estatal o local si dicho estado, agencia, programa o gobierno somete a algún individuo o entidad de servicio de salud a discriminación basándose en que la entidad de servicio no provee, no cubre, o no refiere para abortos”. La pregunta es, ¿A qué se le llama “entidad de servicio de salud”? En la sección 508, se considera entidad de servicios de salud a: un médico u otro profesional de servicio de salud, hospital, organización de mantenimiento de salud, plan de seguros o cualquier otro tipo de plantel para servicios de salud, organización o plan. Esta ley abarcaba todo, protegía a trabajadores de hospitales; no se les obligaba a ir en contra de su conciencia, a participar en abortos, ni matar a no-nacidos en hospitales que no fueran católicos. No se podía castigar al individuo o a la institución por no participar.
Sin la cláusula de conciencia, la ley afecta a todo plantel católico, personal médico, hospital, clínica y proveedor de servicios. Esta ley dice que la conciencia no cuenta. Si la entidad desea fondos federales, debe permitir abortos. El sistema de hospitales católicos, que ha necesitado fondos federales, es el sistema de servicios de caridad más grande de los Estados Unidos. Si se cerraran, habría gran carencia de servicios de salud para la gente necesitada. Al omitir esta revisión en la reforma de servicios de salud, se nos obliga a proveer servicios que van en contra de la Teología y la Fe, ya sea contra la postura Pro Vida o al proveer anticonceptivos para evitar embarazo. Nos obligaría a hacerlo, de hecho restringiendo nuestra ‘libertad de religión’.