Jubilee of Mercy
The Holy Door
As you well know by now, on December 8, 2015, Pope Francis will inaugurate the Jubilee of Mercy. He wishes that the Universal Catholic Church should recognize, experience and celebrate the indulgent love and the indulgent mercy that God the Father extends to every single human person.
The Holy Father will open the Holy Door at St. Peter’s Basilica in the Vatican on December 8, the Solemnity of the Immaculate Conception. This Holy Door represents Jesus Christ, the unique Savior of humanity. This special Door symbolizes Christ as the way to the Father. In John’s Gospel Jesus says: “I am the gate for the sheep…Whoever enters through me will be saved.” (Jn. 10:8-9) And again, “No one comes to the Father except through me.” (Jn. 14:6b)
Pope Francis has also requested that every Diocesan Cathedral prepare a door to function as the Holy Door locally. Consequently, St. Mary’s Cathedral will designate and bless a door to function as our Holy Door. It is a special door. Since it represents Christ, as we walk through it, we should do so with the firm conviction of committing ourselves to a deeper conversion of mind and heart. Going through the Holy Door gives us the opportunity to invoke the Holy Spirit to help us change to become more like Christ. This also brings with it a special Grace called an Indulgence that will assist our pilgrimage toward our salvation. (What is an Indulgence? will come later.)
Because of this special Jubilee of Mercy, and the opportunity of having a Holy Door in our diocese and recommitting ourselves to Christ, it is only proper that we rediscover the Spiritual and Corporal Works of Mercy. The experience of mercy, indeed, becomes visible in the witness of concrete signs as Jesus himself taught us.
Corporal works of Mercy The Spiritual Works of Mercy
To feed the hungry To instruct the ignorant
To give drink to the thirsty To counsel the doubtful
To clothe the naked; To admonish sinners
To shelter the homeless To bear wrongs patiently
To visit the sick To forgive offences willingly
To visit the imprisoned To comfort the afflicted
To bury the dead To pray for the living and the dead
“Be merciful as the Father is merciful.” (Luke 6:36)
Jubileo de Misericordia
La Puerta Santa
Como ahora ustedes bien saben, el 8 de diciembre del 2015, el Papa Francisco inaugurará el Jubileo de la Misericordia. Él desea que la Iglesia Católica Universal deba reconocer, experimentar y celebrar el amor indulgente y la misericordia indulgente que Dios Padre extiende a cada ser humano.
El Santo Padre abrirá la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta Puerta Santa representa a Jesucristo, único Salvador de la humanidad. Esta Puerta especial simboliza a Cristo como el camino hacia nuestro Padre. En el Evangelio según San Juan, Jesús dice: “Yo soy la puerta para las ovejas…Quien entra por mí será salvado.” (Jn. 10:8-9) Y otra vez, “Nadie viene al Padre, sino por mí”. (Jn. 14:6b)
El Papa Francisco también ha solicitado que cada Catedral Diocesana prepare una puerta para que funcione como la Puerta Santa a nivel local. Por lo tanto, nuestra Catedral de Santa María va a designar y bendecir una puerta para servir como la Puerta Santa. Es una puerta especial. Puesto que representa a Cristo, mientras caminemos a través de ella, debemos hacerlo con la firme convicción de comprometernos a una conversión más profunda de mente y corazón. Atravesando la Puerta Santa nos da la oportunidad de invocar al Espíritu Santo para ayudarnos a cambiar y ser más como Cristo. Esto también trae consigo una Gracia especial llamada Indulgencia que ayudará a nuestra peregrinación hacia nuestra salvación. (¿Qué es una indulgencia? vendrá más adelante.)
Debido a este Jubileo tan especial de la Misericordia, a la oportunidad de tener una puerta Santa en nuestra Diócesis, y a que nosotros renovemos nuestro compromiso con Cristo, lo correcto es que redescubramos las Obras Espirituales y Corporales de la Misericordia. La experiencia de la misericordia, de hecho, se hace visible en el testimonio de las señales concretas, como Jesús mismo nos enseñó.
Obras Corporales de Misericordia Obras Espirituales de Misericordia
Dar de comer al hambriento Enseñar al que no sabe
Dar de beber al sediento Dar buen consejo al que lo necesita
Dar posada al desamparado Corregir al que está en error
Vestir al desnudo Perdonar las injurias
Visitar al enfermo Consolar al triste
Socorrer a los presos Sufrir con paciencia los defectos de los demás
Enterrar a los muertos Rogar a Dios por vivos y difuntos
“Sean compasivos como es compasivo el Padre de Ustedes.” (Lucas 6:36)