WTC: Es el Día de Acción de Gracias 2010. Hay tanto que agradecer en nuestro gran país y nuestro mundo. ¿Qué es lo que usted agradece, Obispo Zurek?
Obispo Zurek: Yo creo que todo. Como dijeron San Agustín y San Pablo, todo cuanto tenemos en la vida es un don. El mero don de la vida, de mi vida, de mi persona, de la tuya, de todos quienes leen este artículo—somos un don de Dios. Nacemos en cierta cultura. La mayoría de americanos tienen una historia étnica y aún aprecian algunas costumbres y valores de esa cultura. Tenemos también la cultura americana. Tenemos la fe en Jesucristo. ¡Es maravilloso vivir en este tiempo después de la Venida de Cristo! Antes de Su Venida la gente sólo podía anhelarla. Ahora tenemos a Cristo y la Iglesia y los Sacramentos que nos lo siguen haciendo presente. Todo lo que hacemos en la Iglesia es constante recuerdo y expresión del gran amor de Dios por nosotros y de nuestra vocación a corresponder su amor. La misma Eucaristía que celebramos cada sábado o domingo es un acto de gratitud. La palabra Eucaristía viene de una gran palabra griega que significa gratitud. Damos gracias a Dios por la vida, por la Revelación, por Jesús, por la Gran Eucaristía y la gran esperanza que nos da al llamarnos a la resurrección y a la vida eterna.
En este país es algo singular entre todos los países del mundo. De muchos se volvió uno, E pluribus unum. No hemos desechado lo mejor de nuestras culturas, de nuestra etnicidad o nuestros valores para lograrlo. Sabemos que lo que tenemos en América como cultura y sociedad es singular y nuevo. Nuestros antepasados reconocieron que esto era también un don de Dios, como lo refleja nuestro lema nacional “En Dios confiamos”. Debemos agradecer rodo.
Comparto esto: mi primer Día de Acción de Gracias en el Seminario en Europa fue de maravilla. Habíamos estado lejos de casa por unos cinco meses. Celebramos con cena de pavo estilo típico americano, relleno, salsa de arándano, camotes. Fue significativo que después de misa tuvimos una hora social con un banquete al que habíamos invitado a todos los Cardenales Americanos, a varios profesores y otros amigos estudiantes. Los no-americanos se asombraron; no podían creer que los americanos quienes ellos creían que éramos como paganos, tomáramos todo un día para dar gracias a Dios, nuestro Creador por todo lo que tenemos y todo lo que somos. Estuve en el seminario allí por cinco años, por cinco Días de Acción de Gracias. Cada año después del Día de Acción de Gracias decían que era increíble que celebremos este don de Dios.
Más que increíble, es necesario. Me pongo teológico por un momento, ser grato es mucho más que simples buenos modales. La gratitud es la actitud fundamental del verdadero cristiano. Recuerden que Eucaristía significa gratitud. A menudo decimos que somos gente Eucarística. Para ser en verdad gente eucarística debemos dar gracias. Al dar gracias y celebrar la Eucaristía sabemos, según lo enseña la Iglesia y especialmente como lo ha dicho durante los últimos cinco años el Papa Benedicto XVI, se nos convoca a cambiar. Es nuestra labor y la labor del Espíritu Santo. Si realmente recibimos a Cristo en nuestro ser, como dice el Papa Benedicto, nuestro ego se transforma en la persona de Cristo y Cristo corresponde con profundizarse en nuestro ser al grado que casi no hay distinción. Tanto así nos unimos a Cristo. A veces lo difícil es que nosotros sigamos conscientes de esa unión…¡de ese gran don, la Eucaristía!
Esta gratitud es tan importante para la espiritualidad cristiana y la vida cristiana que muchos de los grandes santos del pasado y los Padres de la Iglesia dijeron que el mayor pecado es la ingratitud. El primer pecado es la incapacidad de agradecer lo que se ha recibido. Digámoslo en términos de reciprocidad como algo positivo; la Acción de Gracias expresada con gratitud es la virtud primordial de todo cristiano. Al reunirnos en torno a nuestras mesas de Acción de Gracias este noviembre, mi oración es que primero nos hayamos reunido a la Mesa del Señor en la iglesia, que primero nos unamos en alabanza y gratitud a DIOS. Hay dificultades en nuestro país, dificultades de polarización y política excesiva de muchas cosas. Nuestro país todavía es un hermoso lugar sin igual en donde vivir en el mundo, la evidencia es que tanta gente desea vivir aquí aunque critiquen a nuestro país. Muchos aún desean ser parte del sueño americano. Vamos a reunirnos con gratitud en torno a ambas mesas y pidamos que continúen la Gracia y Bendición de Dios Omnipotente para nuestras familias y nuestra nación. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
WTC: De paso de la Acción de Gracias al Adviento tendremos una celebración diocesana multicultural el domingo, 5 de diciembre para celebrar a Nuestra Señora de Guadalupe. ¿Gusta extendernos su invitación personal, Obispo Zurek?
Obispo Zurek: El Papa Juan Pablo II nos dio a Nuestra Señora de Guadalupe como Nuestra Señora de las Américas, emperadora de toda América—Norte, Centro y Sur. Ya hemos tenido dos maravillosas celebraciones de Nuestra Señora de Guadalupe desde que vine a ser su obispo. ¡Esta será la tercera y la más bella expresión que podemos dar en gratitud a Nuestra Señora! Agradecemos su disposición a cambiar su voluntad por la Voluntad de Dios. Accedió a ser el instrumento por el cual el Divino Verbo se encarnara y ella sería la Madre de Nuestro Señor Jesucristo. Nuestra Señora de Guadalupe habla a tanta gente de diferentes culturas, especialmente a los marginados sin privilegios y pobres. Ella les habla a los rechazados y a los que se sienten que no importan a nadie. Les habla a los poderosos, a los educados y a quienes tienen hambre y sed de lo Divino. Ella nos toca el corazón a todos en diferentes ocasiones.
Espero y hago oración porque la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe de 2010 sea una celebración multicultural. Vamos a reconocer a algunas de las diferentes culturas de nuestra diócesis que tanto desean integrarse a nuestra cultura. Por ejemplo en la Asamblea Diocesana incluimos las culturas vietnamita, dinka (del Sudán) e hispana entre nosotros. Los ojos y sonrisas dinkas no escondían nada, sus gestos y acciones me dijeron claramente que al fin habían llegado y se sentían aceptados como parte de la ‘nueva tribu’, la tribu del pueblo americano. Algo que me preocupa de la celebración es que no asisten muchos que no sean hispanos. Esta es una celebración para la diócesis. Es una celebración de María y su Fe. Yo soy el obispo de toda gente y toda cultura. Me gustaría mucho si toda persona en la diócesis, ya sea de ascendencia europea o de cualquier otro continente hiciera el esfuerzo de seguir el sueño de Juan Pablo II. Hagan de esta una verdadera celebración católica, no sólo en sentido de Eucaristía sino en sentido de que todas nuestras culturas estén representadas en grande en esta celebración. María ha traído bendiciones a todos los pueblos con su intercesión. María es madre de todos los pueblos. Como iglesia local, seamos agradecidos. Celebremos a Nuestra Señora de Guadalupe…JUNTOS.