En la quietud y oscuridad de la noche el Hijo de Dios vino al mundo como la Luz que brilla en las tinieblas. De repente como un parpadeo, el Divino Verbo se encarnó como humano. En el sacrificio de Su Vida en la Cruz, Él restauró nuestra unión con el Padre. En nuestro Bautismo, Él rompió el muro de subjetivismo, uniendo nuestra vida a la Suya y a la de todos los Bautizados. ¡Qué Santo Misterio!
¡Que por este milagroso nacimiento sean ustedes luz para el prójimo; Sean Su instrumento de unidad; Sean embajadores del perdón y la paz; Que logren en verdad amar a toda la gente como hermanos y hermanas en Cristo!
Que logremos hacernos como es Él. Los recordaré a ustedes en mi Misa y Oraciones de Navidad
Que tengan una Feliz Navidad y un Año Nuevo de Bendiciones.